Ya está aquí este Jueves del Amor! Que sepan que pertenezco al bando escéptico de los que creen que San Valentín es más comercio que sentimiento, eh? Pero como el tema está por todas partes (la gente compraba esta mañana rosas y claveles en los kioscos de la Plaza de Manuel Becerra, los periódicos vienen repletos de corazones, la oficina está animada con mensajes entrando a los móviles y el hilo musical de KissFM también), donde quiera que miro, leo o escucho, no queda más remedio que hacer una entradita…
El enamoramiento, ese delicioso estado de “imbecilidad transitoria” como lo definiera Ortega y Gasset, absorbe la atención, estimula los sentidos y se basa de alguna manera en la admiración. Es un revoloteo de hormonas, endorfinas y emociones. Es un coctel momentáneo y con fecha de vencimiento, como dice Chapi Escarlata muchas veces en su blog, pero hace vivir sensaciones tan sublimes que lo vuelven adictivo y al desaparecer, como en cualquier adicción, el vacío que deja causa pena y es motivo de angustia, quizás se manifieste así el equilibrio que reina en otras cosas de este mundo.
Por ahí he recopilado en la red una divertida lista de síntomas de enamoramiento. Es tan larga y diversa que no son muy coherentes, a veces repetitivos, y he tenido que corregir modismos argentinos, españoles, algo locales, pero aquí les va el resultado:
- Si todo era orden en tu vida hasta que llegó esa persona, capaz de desbaratar en un segundo lo que te llevó años construir.
- Cuando l@ extrañ@s a todas horas.
- Cuando no puedes sacarl@ de tu mente en ningún momento. Piensas en ella/él cuando te despiertas y también antes de quedarte dormid@. La echas de menos siempre
- Cuando una mirada, una caricia, un abrazo, un beso, etc., te hacen bailar mariposas en el estómago.
- Cuando te late el corazón a mil por hora cada vez que le ves o estás cerca de él/ella.
- Cuando recuerdas cada momento como si fuera el último.
- Cuando su felicidad es la tuya.
- Cuando aunque quieras odiarl@ se te hace imposible.
- Cuando no existe nadie más por la calle.
- Cuando cada cosa que ves, escuchas o hueles, te recuerda a él/ella.
- Cuando cualquier excusa es buena para comprarle lo que le gusta.
- Cuando te sientes la persona más feliz de la tierra y sonríes y lloras sin ninguna razón aparente.
- Cuando el tiempo a su lado pasa volando y siempre quieres más, volviéndote adict@ a su contacto.
- Te has convertido en un ‘happy’. "No pasa nada" es la muletilla preferida y estás “de un generoso”…
- Buscas cualquier excusa para estar con ella. Un "me he dejado algo en tu coche" o "pasaba por aquí" son frases de lo más recurrentes.
- La palabra "suficiente" no existe. Puedes conversar durante horas, pasar días enteros junt@s, llamarse por teléfono y mandarse mensajitos todo el día... ¡y siempre quieres más y más!
- Estás con gente y de repente te acuerdas de algo que dijo o hizo y te sonríes sol@.
- Tus hormonas están extrañamente fieles.
- Te dan ganas de llamarl@ porque están dando en la tele una de sus películas favoritas, o porque estás en el Homecenter y a é/ella le encanta el Homecenter.
- "Los defectos se transforman en efectos". Sus espinillas te parecen tiernas. Su tartamudeo cuando está nervios@ te derrite.
- L@ miras y le encuentras hermos@ e irresistible.
- También es interesante, súper inteligente, tiern@, considerad@, dulce, gracios@, original, maravillos@. Nadie se le compara.
- Cantas o tatareas alegremente. Los oídos de gente inocente sufren las consecuencias de tu enamoramiento.
- Te gustaría hacer mil cosas con él/ella: ir a la playa, de camping, de vacaciones, llevarl@ a tu sitio favorito, a tu lugar de veraneo cuando niñ@, a un café bonito que descubriste hace poco.
- Cuando lo estás pasando bien en algún lugar, te dan ganas de tele-transportarl@, para que estuviera disfrutándolo también contigo.
- Te interesa genuinamente todo lo que te dice y te cuenta. Hablan mucho y sobre los temas más diversos. Nunca te aburre.
- Tienes una memoria prodigiosa en todo lo relacionado con él/ella. Te acuerdas de todo. Fechas, lugares, anécdotas, frases y conversaciones.
- Te sientes feliz. Sientes que tienes suerte de haberle encontrado.
- Lo pasas bien con él/ella siempre. No importa lo que hagan, o donde estén. Hay una extra intensidad en todos los momentos. Si llueve, es romántico. Si hay sol, es un día precioso. Si entran en un antro con música y ambientación horrible, se ríen juntos.
- Le llamas o le mandas mensajitos después de que se vieron, diciéndole que te encantó estar con ella, que fue muy lindo todo.
- No puedes evitarlo. Te acuerdas de él/ella con algunas de tus canciones favoritas. Incluso le dedicas algunas. Podrías compilar una banda sonora con las canciones que relacionas con él/ella.
- Si un día está neurótic@, o triste, o ansios@, o con miedo, o con angustia, o llanto, o cualquier tipo de ataquito o problema, te enternece completamente. Te dan ganas de abrazarl@ y hacerl@ sentir mejor.
- No te importa dormir menos, levantarte temprano, viajar, o trabajar como un loc@ un día, para verl@.
- Te dan ganas de mostrarle tu pieza, tus cosas, tus perros, las fotos de tu infancia, el lugar donde jugabas cuando chic@, tus recuerdos, lugares y escondites favoritos.
- Piensas en él/ella y hablas de él/ella constantemente. Te esfuerzas por no volverte tan monotemátic@ ante tus amigos, pero a veces no puedes evitarlo.
- La gente dice que se te nota. Tú no sabes porqué.
Un poco largo este test…y sin puntuación¡! Pero ahí verán reflejados algunos excesos amorosos por los que hemos pasado todos…depende de cuanto más o menos "cardíacos".
Del sarcasmo realista de Ortega y Gasset (o de Napoleón “El amor es una tontería hecha por dos”…) paso a la dulzura del gran escritor Lope de Vega, que lo describe así en estos versos magníficos:
Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
Enojado, valiente, fugitivo,
Satisfecho, ofendido, receloso.
…
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor.
Quien lo probó lo sabe.
Y Pablo de Tarso, hace dos mil años, dejaba esta otra descripción:
El amor es comprensivo y servicial:
El amor nada sabe de envidias,
De jactancias, ni de orgullos.
No es grosero, no es egoísta,
No pierde los estribos, no es rencoroso.
…
disculpa sin límites, confía sin límites,
espera sin límites, soporta sin límites.
El amor nunca muere.
La simple atracción es un evento más leve, pero no es tan sencillo llegar a un sentimiento así de intenso o encontrar a alguien que lo haga crecer, este amor de los poetas. Es un privilegio infrecuente realmente, mucha gente no lo conoce jamás. Probablemente la edad y la madurez de las personas influyan aquí para bien, a la hora de tropezarse con estas formas poéticas e intensas de enamoramiento.
Y como “serratiana” convencida, me despido con la definición de Joan Manuel para “Eso que llaman estar enamorado”…
Eso que llaman estar enamorado
le toca al que le toca.
El más prudente puede quedar atrapado
de cuatro patas.
Más de un científico lo ha catalogado
como una enfermedad
que se cura en contacto con la realidad
de cada día.
Los árboles tapan el bosque,
pero es tan bonito que parece mentira.
Siempre es la primera vez
y siempre deja herida.
Quien lo sufre da por sentado
que como aquella morena
no hay otra igual, sin haberlas probado
una por una.
Afirmarán, con ojos de cordero,
que como aquella rubia
no hay otra igual, sin haber salido
de Zaragoza.
Se van perdiendo las proporciones.
Sólo hay un tema de conversación.
Se confunden las ilusiones
con el culo. Y viceversa.
Eso que convierte al feroz en calzonazos
y al viejo en criatura
tiene síntomas muy parecidos al ataque
de locura.
Se atiborra la cabeza. Se reblandece el corazón.
Del infierno al nirvana.
Pero tiene una cosa, quizá, a su favor:
no se contagia.
Para que pueda prosperar
no es suficiente con una pareja.
Enamorados tienen que estarlo
ella de él y él de ella.
Lo perseguimos y nos persigue, porque
de vez en cuando funciona.
Es un instante, pero este instante,
sólo este rato,
es una traca que revienta en el pecho.
Es llenar la eternidad.
Es hablar con Dios.
Atrapar el infinito.
Eso que llaman estar enamorado.
Nada muchachos, si están pasando a estas alturas por un ciclo alto de serotoninas, endorfinas y otras químicas amorosas, aprovechen y disfruten de los corazones rojos de este día de San Valentín. Y si no, si es época de bajón sentimental, pues no desistan de entrar a él, que al menos en ésto la edad parece que no importa, mejor aún, dicen que el que lo ha padecido alguna vez queda predispuesto! Pues a reincidir…