lunes, 11 de febrero de 2008

¿Por qué no dejan en paz a las ballenas?

No sé si es por su carne o por su aceite, o por las dos cosas, pero lo cierto es que los japoneses son cazadores persistentes de estos magníficos animales, y también arremeten a veces a palos y arponazos contra los delfines en sus ensenadas, dando lugar a unas espeluznantes mareas rojas cuyas imágenes han circulado más de una vez por toda la red.

Al margen de consideraciones ecológicas, de preservación de estas especies, me parece abusivo y desmedido cargar con todos los medios técnicos contra uno de los mamíferos marinos vivientes más grandes del planeta, para los que el mar es su casa, que son parte de un ecosistema que no tenemos derecho a violentar.

Les hablo de ésto impresionada por dos noticias que leí la semana pasada: La primera es que una ballena de quince metros de largo y tres toneladas de peso apareció la tarde del martes pasado varada en una playa de Marbella. Llegó hasta allí por sus medios y murió luego de seis horas rozando contra las piedras, pese a los intentos de salvarla del Centro de Recuperación de Especies de Málaga. Reunió allí a más de 4,000 personas que siguieron con angustia las maniobras para intentar sumergirla y que no se asfixiara. Un grupo de voluntarios, la mayoría adolescentes extranjeros, no dudaron en remangarse las ropas y dedicarse a echar cubos de agua a la ballena para mantener húmeda su piel. Pertenecía a una especie amenazada y no se sabe por qué últimamente tantas ballenas recalan en las costas. Algunos dicen que huyendo de la contaminación de algunas corrientes y otras desorientadas por los radares y las emisiones electromagnéticas de los submarinos y las estaciones militares. Esta de la historia, una enorme rorcual común, era una hembra de 45 años y 43 toneladas de peso. ¡O sea este animal tenía nuestra edad, nació en el 1963 y desde entonces andaba por los mares antes de acabar varando en la arena de Marbella!




La Consejería de Medio Ambiente cederá el esqueleto del cetáceo al Museo Nacional de Ciencias y se tomarán muestras del tejido de su piel.









La otra noticia, casi simultánea, es que el gobierno australiano circuló el jueves pruebas fotográficas que refuerzan un caso judicial contra los balleneros japoneses que cazan cetáceos en la Antártica. Se ve a una ballena “minke” y a su cría muertas cuando son arrastradas por la rampa de un ballenero japonés, fotografiados por un barco del departamento de Aduanas australiano. Japón puso en marcha el pasado noviembre su programa anual de captura de cetáceos "con fines científicos", pese a que la Comisión Ballenera Internacional solicitó en junio pasado a Tokio que lo parase. Desde entonces, el Ejecutivo australiano vigila a los pesqueros nipones con el Oceanic Viking, que filma sus operaciones para que éstas puedan ser juzgadas algún día por un tribunal internacional.





¡Que dejen vivir a ballenas y delfines en el mar, que no se meten con nadie!

2 comentarios:

El isleño dijo...

Betty, coincido plenamente con tu preocupación (y ocupación al redactar esta nota) pues es de las especias amenazadas de peligros de extinción más evidentes y que más ha movilizado a sociedades enteras y organizaciones, pero a la vez es de las que muestra lo inútiles que a veces resultan determinadas "cruzadas" cuando hay gobiernos que sencillamente desconocen resoluciones de la ONU y el llamado a la preservación de las especies!!!... aún hay mucho por hacer a favor de la biodiversidad y en elo debemos estar todos comprometidos!... Cuenta conmigo!.

Betty dijo...

No parece casual que el mismo gobierno de japón sea uno de los que no tiene prohibida la importación de marfil, dientes de tigre, cuernos de rinoceronte...Allí no hay elefantes, pero ese estímulo, la existencia de un mercado con altísima capacidad de compra, abierto, es lo que hace que los cazadores furtivos diezmen las poblaciones de elefantes en Africa o la India, eso no hay quien lo pare mientras haya un mercado tan solvente como el japonés que compre. Los elefantes son animales con rutinas "sociales" y de comportamiento avanzado, son medios de transportación valiosos en muchas zonas, y sirven para entrener y asombrar a la gente en todos los circos del mundo...y son adorables ¡Que los dejen en paz, también!!!