jueves, 13 de diciembre de 2007

¿Y cómo es tu arbolito?

Ya todos sabemos que estamos en la época del año en que en nuestras casas se introduce un nuevo elemento decorativo y temporal: el arbolito de Navidad.

Nuestra generación, para colmo, hemos vivido en nuestra primera y tierna infancia la época en que habían arbolitos, cenas de Noche Buena, día de Navidad y Año Nuevo. Nada más... Aún no había esa frenética manía del shopping con la justificación de que "es Navidad"... al menos nosotros, que éramos niños pequeños entonces, no lo notábamos. Después vino el período de botar el sofá y nos quedamos sin navidades por 30 años casi... solo teníamos una "fiesta" en esos días cada año. Y, para no perder la costumbre del "bandazo", tan en boga por estas tierras insulares, en el '97 recuperamos el día de Navidad, porque estaba por venir Juan Pablo II y había que limpiarse con el Vaticano. Bueno, para no dejar la cosa solo ahí, este año le han reconocido "de facto" las vacaciones escolares entre la Navidad y el Año Nuevo, todo un salto cultural!!!...

Pero bueno, me centraré en lo que leí esta mañana en un blog español y que me pareció muy a tono con las fechas y con nuestro colectivo, por lo que enseguida se lo reproduzco íntegramente:

"Tengo un belén playmobil.

Ahora cuando visito a amigos y familiares no puedo evitar (será por deformación profesional) fijarme en la decoración navideña que han elegido para vestir de fiesta sus casas. Hay de todo y para todos los gustos.

El otro día tuve una revelación. Me di cuenta de que la decoración navideña que cada uno decide poner en su hogar, dice bastante de la personalidad uno (o por lo menos eso me parece a mí) y me puse a sacar conclusiones. No son nada científicas, lo reconozco, pero ahí van. Ya me dirás qué opinas.

-Compras el árbol de Navidad más grande que encuentras: ¿Obsesionado con el tamaño? Que el mundo se entere de que tengo el más grande.

-Árbol de Navidad de tamaño mini: Soy consciente de las dimensiones de mi piso.

-Belén de playmobil: Complejo de Peter Pan.

-Belén hiperrealista (con figuras mecánicas, agua de verdad, etc.): Soy perfeccionista, puede ser que pertenezca a alguna asociación de belenistas, ponerlo es para mí todo un ritual anual y me encanta que todos lo contemplen y comenten lo genial que es mi belén.

-Árbol de Navidad de color blanco: Quiero innovar, salirme de lo tradicional y he visto en alguna revista de decoración uno igual.

-Adornos comprados en la tienda de chinos de al lado de casa: Me gusta la Navidad, decorar mi casa, pero sin volverme loco. No me preocupa en exceso lo que opinen las visitas.

-Adornos adquiridos en una tienda de decoración: Me gusta la Navidad, decorar mi casa y que las visitas ‘mueran’ de envidia y comenten lo bonito que lo he puesto.

-No decoro: No me gusta la Navidad, no tengo niños y me gusta que se sepa.

-Papa Noel musical: Me encanta la Navidad.
Yo en mi casa he puesto el belén de playmobil y un árbol canijo de los chinos. Sacar vuestras propias conclusiones".
NOTA DEL ISLEÑO: El de mi casa es uno que parece lo compraron en una Panamericana de aquí cerca, pero de que es chino, en eso no tengo dudas. Y es chiquito, está puesto encima de una mesita esquinera... ¿pueden calcular mi personalidad por el?... ;-)))
¿Y cómo es el tuyo?.

3 comentarios:

Iván dijo...

Bueno, en lo del tamaño del abeto existen muchas variables. No solamente es la toma de conciencia del tamaño del apartamento.
Por ejemplo. El de mi casa es mediano (1-1/2). Uno más pequeño o de los chiquiticos no se vería casi. Tal vez cuando permute necesite uno igual o menor.
Otra variable: los infantes de la familia. Les encanta que sean grandes. Mientras más, mejor. Con bastantes lucecitas accesorios y bolas (no exagerar que entonces se ven feísimos). Pero ahí entra la parte de que no siempre puede ser lo tan grande que quieran, así que hay que conformarse con el que "el señor nos dió"
La otra variable, las costumbres.
Existía y se va retomando la vieja costumbre de poner los regalos que se van a intercambiar entre los miembros de la familia, debajo del arbolito. En uno muy chiquito no se puede, así que en los hogares donde existía y se retoma la costumbre hace falta uno más grandecito. Esto tambien tenía mucho que ver con el día de reyes, en que los juguetes se ponían alrededor del arbol. Una cosa trajo la otra. Se perdió el arbol - se perdieron Melchor, Gaspar y Baltazar - y santa - y ...... arriba de nuevo con el básico, no básico y dirigido que ya habíamos recordado en entradas anteriores.
En cuanto al Belén (asumo que es lo que llamamos acá el nacimiento), les cuento que en la antigua casa de mi familia en la calle Revillagigedo, ponían uno que las figuras eran de tamaño natural (claro, no ponían los camellos; los reyes ya se habían bajado y estaban a la entrada del pesebre ;-))). Mi abuelo se podría calificar entre los perfeccionistas ya que había aguita y todo. Ya actualmente solamente ponemos la cestica del niño Jesús que se destapa el día 24
en la noche.
Creo que es indicador de la personalidad pero más en gusto que en otra carácterística de ella.
No creen????

Betty dijo...

Aún no tengo arbolito ni nada que se parezca a un adorno navideño, sorry...el año pasado hicimos un intento con uno de esos naturales que sacan del bosque plantado para regarlo y todo para devolverlo al vivero después de Reyes, pero el pobre arbolito iba más seco que vivo después de tanta calefacción, cambios de temperatura, guirnaldas, bolas, regalos y jelengue navideño-año nuevo y Reyes...así que este año no sé si repetir el experimento, quizás en lo que queda de tiempo me trance por alguna variante de bazar para no faltar a la tradición, aunque yo en verdad no la tengo muy arraigada...A juzgar por este antecedente tengo una personalidad más bien naturalista y de bosque, je,je

El isleño dijo...

Bueno, es que la costumbre esa de los regalos yo la he visto pero no la he "importado" a mis predios... ;-) , así que me sobra con el arbolito chinito que les comenté (y nada de guirnaldas y esos derroches de bombillitos, que además, no he visto muchos en venta en La Habana este año).

Y no puedo apuntarme en la onda ecologista de la Betty porque me descuido y mis hijas me suben un par de ponys en lugar de camellos y me llenan la sala de paja!!... :-)))

En serio, yo no soy _creo que casi toda nuestra generación, por las condiciones en las que crecimos_ muy devoto ni entusiasta de tales iniciativas y si las asumo es porque tengo un par de hijas que me penaliza si no se inventa algo parecido a un arbolito (aunque ellas empiezan con tremendo interés y energía el montaje y a media jornada se pierden de la escena... y jamás se acuerdan del desmontaje).