domingo, 25 de noviembre de 2007

Desde chiquiticos unos nos van y otros no...

Los humanos juzgan a los demás incluso antes de aprender a andar

Científicos de la Universidad de Yale constatan que los bebés clasifican a los otros entre atractivos y repulsivos, en función de cómo se hayan comportado éstos con los demás.

Científicos de la Universidad estadounidense de Yale han descubierto que el ser humano es capaz de juzgar a los demás ya durante el primer año de vida y que esta aptitud le permite diferenciar entre amigos y enemigos. Así se recoge en un estudio publicado en la revista Nature.

En la investigación, que los expertos del Departamento de Psicología de la institución académica llevaron a cabo con bebés de entre seis y 10 meses de vida, en la que constataron que los niños de estas edades ya distinguen al resto de seres humanos entre atractivos y repulsivos, según los comportamientos individuales que éstos hayan mostrado con los demás.

Y es que, según los científicos, los bebés prefieren tener a su lado a alguien que ayuda a los demás mejor que a alguien que pone la zancadilla o se mantiene impasible ante la necesidad ajena, y a una persona que muestra un comportamiento neutral a quien se dedica a hacer la vida imposible al resto.

Las bases de la moral
"Esto es la prueba de que los niños que aún no son capaces de hablar juzgan a los demás en base a su comportamiento con terceros", apuntan los expertos. "Esta capacidad -añaden- puede sentar las bases del pensamiento y las acciones morales del ser humano, y su aparición y desarrollo tan temprano apoyan la teoría de que la valoración social forma parte de la adaptación biológica" del hombre.

En este proceso de adaptación al entorno y de "navegar por el mundo social" los científicos ven como "esencial" la capacidad para evaluar a los demás. "Los humanos deben ser capaces de evaluar las acciones y las intenciones de la gente de su entorno, y tomar decisiones apropiadas sobre quién es un compañero social apropiado y quién no", inciden los investigadores, quienes recuerdan que hasta ahora no se conocía el origen de la capacidad del hombre de juzgar a los demás.

Por suerte la preferencia se inclina hacia los buenos patrones, si no los humanos iríamos peor de lo que vamos!

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